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miércoles, 15 de mayo de 2013

ALCOHOL


Yo a los 13 años jugaba a las canicas...


«El problema más grave, con diferencia, es el del alcohol»

Angélica González / Burgos - jueves, 09 de mayo de 2013

Ignacio Calderón • Director general, Medalla de Oro DB / Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD)

La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción se fundó en 1986 de la mano de Manuel Gutiérrez Mellado. Desde entonces, su labor ha resultado básica para advertir a la sociedad de los riesgos que se corren si no se pone coto a determinadas conductas. Para su director general, la educación de los más pequeños es lo mejor que puede hacerse en prevención.

Lleva años como director general de la Fundación de Ayuda a la Drogadicción y su voz es una de las más autorizadas cuando se habla de la prevención de las toxicomanías.
La media de edad del inicio en el consumo de alcohol está en los 13 años y por eso uno de los objetivos del Plan Nacional de Drogas es subirla. ¿Cómo trabajan ustedes en este sentido?
Las campañas de sensibilización con las que comunicamos con la sociedad y con las familias,  intentando trasladar una serie de mensajes, ideas y propuestas de reflexión para que analicen la problemática del alcohol que, para nosotros, es el asunto más grave que tiene este país con diferencia, lo que ocurre es que hay una percepción social muy benigna porque es una sustancia absolutamente integrada en la cultura y para nada vinculada con las drogas ilegales. En este terreno llevamos tres años haciendo planteamientos contra el alcohol que creemos que han calado bien aunque en su momento hubo miedo a que, precisamente porque somos la FAD, hubiera un rechazo social en el sentido de «por qué la FAD habla del alcohol si no es una droga» pero ha ido todo muy bien.
Parece que la crisis ha hecho que se reduzca el consumo de cocaína, por ser una de las sustancias más caras, y que crezca el de la bebida porque es más barata...
Todas las sustancias tienen, en los últimos años, un patrón de estabilización a la baja excepto -y en esto la crisis tiene una incidencia clara- los hipnosedantes, que se han disparado de forma importante sobre todo en gente a partir de los 35 años, y más especialmente en mujeres con problemas de ansiedad y de depresión provocados por situaciones de inestabilidad y de falta de proyección y de futuro. Aquí ha habido un crecimiento impresionante. Todas las demás, están en estabilización o bajan pero en el caso del alcohol ha tenido un incremento disparatado del ‘consumo de atracón’, ese patrón absurdo que hemos importado del Norte de Europa y con el que las personas buscan emborracharse a la mayor velocidad posible. Esto se ha disparado y tiene una gran gravedad, sobre todo en la gente joven. Hoy estamos viendo sus consecuencias en accidentes de tráfico, violencia o fracaso escolar pero a medio pero a largo plazo serán más duras.
¿La adicción a las drogas desaparecerá alguna vez?
No, porque siempre van a estar ahí. Van a ser una oferta constante porque en la Humanidad siempre han estado de una manera o de otra dependiendo del tipo de sociedad. Lo que hace falta es que, en estos momentos en los que hay muchas más drogas que son, además, tan cambiantes, se puedan enfrentar teniendo personas capaces de controlar la realidad.
Un trabajo suyo de hace unos pocos años ponía en evidencia que los chavales tenían miedo a ser ignorados socialmente si no participaban en los consumos. ¿Qué herramientas hay que utilizar para ayudarles a decir que no?
Más del 60% de los jóvenes nos dijeron que la razón por la que consumían era no ser ‘frikis’, evitar la marginalización del grupo y por eso se plegaban. Esto se enfrenta con educación pero primero formando a la persona y luego ofreciéndole conocimientos sobre las sustancias. Si están en la calle desde los 13 años hay que prepararles para manejar la realidad con esa edad y con esta formación serán más capaces de hacer frente a la presión del grupo. La educación es el camino.
La FAD siempre ha dicho que el consumo de drogas es un fenómeno cultural vinculado a los valores y los estilos de vida. ¿Cree que la crisis y el desánimo generalizado en los que vive la sociedad española puede cambiar los patrones de consumo?
La crisis ya está influyendo notablemente en los consumos, no hay ninguna duda, lo hablábamos antes a propósito del incremento del uso de ansiolíticos o hipnóticos. También podrá pasar que la falta de recursos económicos haga que la gente consuma menos porque no tiene dinero para ello pero también influirá en el incremento de personas sin proyecto vital, en paro, sin ver un camino por el que seguir... esta gente se puede apoyar en sustancias. La crisis es un paraguas que globaliza toda esta problemática. Además, como dice nuestro presidente, estamos iniciando una época que va a ser completamente diferente y que no sabemos exactamente qué pasará.
También la crisis he hecho que se cierren centros de ayuda al drogodependiente, que se reduzcan plantillas y subvenciones. ¿Les preocupa que esta situación pueda frenar la recuperación de las personas adictas?
Por supuesto, pero te diré que la mayoría de las personas que consumen no se convierten en drogodependientes sino que tontean con las sustancias, corren todos los riesgos que ese consumo tiene pero no precisan atención a través de un centro. A lo mejor el 15% de los que consumen pasan a ser drogodependientes y necesitan tratamiento pero el otro 85% está ahí jugándose su futuro como consecuencia de lo que el consumo les produce.  
En algunas ocasiones los medios de comunicación frivolizan y banalizan el consumo de drogas y los problemas que conlleva. ¿Qué tenemos que tener claro a este respecto los periodistas?
 Lo hemos hablado muchas veces con los medios  -a los que, por otro lado, estamos muy agradecidos por el apoyo que nos dan siempre- porque hay veces en las que se frivoliza enormemente el tema de los consumos en tertulias o en series de televisión, sobre todo las que están dirigidas a la gente más joven, en las que el consumo se presenta como muy normal y el héroe consume cannabis pero nos dicen que es la audiencia. Es una visión. También podríamos decirles que respeten los horarios infantiles... Es la pescadilla que se muerde la cola.



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