Fue una visita psicológicamente muy dura puesto que estuvimos en contacto con los usuarios en todo momento y pudimos observar diversas estereotipias y manierismos, autoagresiones, personas sin capacidad de habla que debe comunicarse por medio de gritos y llanto, etc.
Por otra parte es realmente importante mencionar la atención que se le presta a estas personas, la amabilidad y el saber hacer de los empleados del centro y la gran utilidad de las actividades que se realizan con estas personas.
He de admitir que, a pesar de que es más cómodo vivir en la ignorancia, me ha resultado muy interesante y útil gozar de la oportunidad de visitar este centro; y quién sabe, quizás algún día poder contribuir a mejorar la calidad de vida de personas como con las que se trabaja en el CAMP.
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